Las Resevas de la Biosfera del Macizo de Anaga y la de Gran Canaria compartieron las similitudes y desafíos que enfrentan a través del encuentro celebrado en octubre pasado con una muestra de actividades que incluyeron senderismo, agricultura, tradiciones y agroecología. La primera jornada comenzó con la actividad «Entre eras, volcanes y lino», en Juncalillo, donde la Asociación Bioagaete Cultural Solidario y la empresa Tivity Canarias co protagonizaron esta propuesta inmersiva que también incluye la zona declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria.
Pese al tiempo adverso, los particpantes disfrutaron de una visita guiada e interpretada por las eras de Juncalillo, descubriendo la historia de los caminos ancestrales de la Caldera Hondo de Fagagesto. A continuación, se celebró un emotivo encuentro entre tejedoras de las Reservas de la Biosfera de Gran Canaria y de Anaga, donde se presentó el proyecto de reintroducción del lino en esta parte de la isla, que desarrolla la Asociación Amigos del Lino ‘Linolillo’. Por parte de Anaga, participaron las alumnas del curso de recuperación de la tejeduría en telar impartido en Taganana desde 2023. Todo ello acompañado de una degustación de productos locales de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria en un entorno troglodita como el Museo Etnográfico de Juan Cubas Montesdeoca, en Barranco Hondo, Juncalillo.
Encuentro de tejedoras, en el Museo Etnográfico Juan Cubas, Barranco Hondo, Juncalillo.
Durante el domingo, 27 de octubre, el Valle de Agaete fue el escenario de la actividad «Los tesoros gastronómicos del Valle de Agaete: entre quesos, miel y café», también dinamizado por Bioagaete y Tivity Canarias, una propuesta para conocer a profundidad la riqueza cultural y gastronómica de esta zona de la isla de Gran Canaria.
Durante este itinerario, que discurrió por las inmediaciones de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria, se visitaron distintos proyectos locales como la Quesería del Rosario, la Finca Ecológica Manuel y Justa y la Finca La Laja, donde los participantes pudieron degustar deliciosas variedades de quesos, vinos y mieles, acompañados junto a pan y café kilómetro cero.