Una semana más, continuamos nuestro recorrido por la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria de la mano de Gran Canaria Biocultural, la iniciativa de la Asociación Sociocultural Bioagaete Cultural Solidario que tiene como objetivo acerca a la ciudadanía el necesario conocimiento sobre nuestro medio natural y su conservación.
En el artículo de hoy vamos hablar de la que probablemente sea una de las manifestaciones etnográficas de mayor arraigo e importancia no solo en Gran Canaria sino que también en el resto del archipiélago: La Rama del Valle de Agaete.
En la isla de Gran Canaria han existido y aún existen diferentes celebraciones similares y que hunden sus raíces en la tradición aborigen. Según la teoría mayoritaria, los antiguos pobladores de la isla recolectaban ramas y golpeaban con ellas el agua del mar en una suerte de rito para pedir lluvias a los dioses.
Es en el municipio de Agaete donde se ha mantenido con mayor intensidad y protagonismo este ritual, ahora con un marcado carácter religioso católico, celebrándose en dos ocasiones durante el año, el 28 de junio y el 4 de agosto. En el primero de los casos, la celebración tiene lugar en el Valle de Agaete, esa denominación geográfica que abarca distintos barrios y zonas del sureste del término municipal, mientras que en el segundo de ellos, la celebración se traslada hasta las calles principales de la localidad y del Puerto de Las Nieves. Marca la tradición que debe subirse hasta el Parque Natural de Tamadaba, privilegiado entorno compartido con el limítrofe municipio de Artenara, para recoger las ramas con las que se bailará en honor a San Pedro o la Virgen de las Nieves, según sea el caso.
La Bajada de La Rama de San Pedro: tradición y reencuentro.
Las horas que trascurren entre el atardecer del 27 y el amanecer del 28 de junio son las más largas para los vallenses. Durante las jornadas previas, vuelven a casa aquellos familiares que por uno u otro motivo se encuentran residiendo en otros municipios, otras islas e, incluso otros países, pues nadie quiere perderse un evento con tanto sentimiento como lo es este. Hay que recordar que en otras épocas muchas familias tuvieron que emigrar a otros puntos de la isla, más si cabe a partir de la década de 1960 con el inicio del desarrollo turístico del sur, con el fin de buscar nuevas oportunidades laborales. De la misma forma, retornan los sentimientos por aquellos que un día estuvieron y ya no están.
En torno a las 22:00 horas, un pasacalles despide a los romeros que van a acudir, en plena noche y provistos únicamente de lo imprescindible, al encuentro con la tradición, que es espera en forma de convivencia entre los pinos, frío e insomnio. Lo hacen comenzando el ascenso por el Camino de Los Romeros, como no. La fiesta no solo tiene lugar en Tamadaba sino que cualquier vivienda es buen lugar para una buena parranda en la que no falte algún instrumento musical, comida y buena compañía, todo sea por arañar unos minutos más de celebración.
Es ya cuando amanece el día 28 que los romeros comienzan su pausado descenso hasta el pueblo, arropados por el sonido de los voladores y las caracolas que se encargan de anunciar que hoy es un día de fiesta, y no uno cualquiera, sino el más importante para El Valle. En la Era del Molino, a unos pasos de la Vecindad de Enfrente, la banda de música comienza el pasacalles que extenderá la fiesta durante unas horas, acompañadas de cientos de ramas y papagüevos, hasta depositar las ramas junto al santo que espera a todos los visitantes en la puerta de su ermita.




Los papagüevos: una seña de identidad
Si existe un elemento asociado de forma indisoluble a la celebración de una Bajada de La Rama esos son los papagüevos. Estos gigantes o cabezudos, representan a personalidades con una especial vinculación con el municipio. En muchos casos, son estas personas quienes portan sus propios cabezudos y bailan con ellos durante todo el pasacalles.

Las ramas: siempre cortadas
Conviene aclarar, para todo aquel que se esté acercando a esta tradición con la lectura de nuestro artículo, que las ramas que se utilizan para las bajadas de La Rama tanto de Agaete como de El Valle de Agaete son previamente seleccionadas y cortadas por personal especializado, no estando permitido el corte de forma libre.
En el caso de la La Rama de Agaete, además, y para facilitar la labor, por parte de personal municipal se acercan las ramas hasta el Callejón de La Rama, en el casco urbano, donde pueden ser cogidas libremente.
Patrimonio aborigen
No solo la celebración en sí proviene, como hemos podido ver, de un origen que se remonta en los siglos hasta los antiguos pobladores de Gran Canaria, sino que también el propio sendero empleado destila historia, cabe destacar en este sentido las Cuevas de Berbique, un conjunto de unas treinta cuevas ubicadas junto al camino destinadas a ser habitadas así como al almacenaje de grano. Destaca igualmente, aunque más cercano en el tiempo, la Era de Berbique, construida tras la conquista de la isla, como una estructura circular empedrada donde se depositaba el cereal. Por efecto de los vientos reinantes en la zona, se separaba el grano de la paja de forma natural, como podemos leer en el Atlas Rural de Gran Canaria.
