De un rápido vistazo al Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (DRAE) podemos definir ‘trashumancia’ como «acción y efecto de trashumar», ampliando la búsqueda al término ‘trashumar’ nos encontramos con esta definición «dicho del ganado o sus conductores. Pasar de las dehesas de inverno a las de verano y viceversa».
Como habrás podido deducir, esta semana en Gran Canaria Biocultural vamos a hablar de ganadería, y concretamente de la ancestral práctica de la trashumancia. Esta práctica, declarada por Patrimonio Inmaterial por la UNESCO podría resultarnos más propia de grandes extensiones de terreno como las de la España peninsular, sin embargo, en la isla de Gran Canaria esta práctica también tiene un arraigo notable, con su propia denominación: la mudá.
La práctica, a priori sencilla, consiste en desplazar al ganado entre diferentes zonas del territorio, con una función meramente práctica y de subsistencia: la búsqueda continua de pastos con lo que alimentar a los animales entre la costa y la cumbre, todo ello a través de vías pecuarias, caminos creados expresamente para la trashumancia y que serpentean la orografía del lugar. En verano, el rebaño, junto con el pastor asciende hasta las zonas de cumbre, mientras que el resto del año se permanece en lugares más próximos a la costa. En la isla de Gran Canaria, esto supone trasladarse desde zonas de medianías y costas del norte de la isla, tales como Piso Firme, Caideros, Monte Pavón, Fagajesto o Tres Cruces hasta otras de interior radicadas, principalmente, en el entorno de la Cuenca de Tejeda, que comprende las zonas de El Chorrillo, El Carrizal de Tejeda, Timagada o Guardaya, entre otras.
Aunque pudiese no parecerlo, este movimiento trae consigo una serie de implicaciones de alto valor para los propios animales, como ya se ha visto, pero también para el territorio y su conservación y, por supuesto, para la etnografía isleña.
En anteriores artículos hemos tenido oportunidad de desarrollar como una Reserva de la Biosfera está compuesta de diferentes elementos, entre los cuales se encuentra la población y sus tradiciones. Esta, es una más de ellas, encontrándose muy arraigada desde la época prehispánica, y eso que la cifra de pastores que dan continuidad a esta práctica se han reducido, tal como publica Canarias 7, de forma drástica desde los 50 a los 16 pastores en una década, que se trasladan a lo largo de casi 600 kilómetros de vías pecuarias.
TRASHUMANCIA, una práctica esencial para la conservación de nuestros montes
Por una parte, la propia trashumancia, por la distancia a recorrer y el número de cabezas de ganado a desplazar, requiere la colaboración de diferentes pastores para que esta llegue a buen término. Ello necesariamente implica el intercambio de experiencias entre los distintos actores intervinientes, favoreciendo con ello la creación y conservación de lazos de unión entre ellos, al tiempo que se crear y/o conservan prácticas establecidas ad hoc para la travesía, como pueden ser determinadas formas de alimentación, control o contabilización del ganado, pero también gastronómicas o relacionadas con la pernoctación.
Por otra parte, la interacción entre los animales y el territorio, de forma controlada, eso sí, genera un impacto claramente positivo. En la actualidad, con la disminución de los aprovechamientos forestales (uso de leña, pinocha, forraje, cañas) nuestros espacios naturales disponen de mayor cantidad de combustible que, en caso de producirse un incendio forestal, contribuye a una mayor intensidad del mismo, actuando como auténtica gasolina para el fuego. Para intentar contrarrestar este efecto, se vienen desarrollando en Gran Canaria diferentes acciones, englobadas dentro de la estrategia ‘Gran Canaria Moisaco’ y en el que las cabras y ovejas de nuestra cabaña ganadera insular tienen mucho que decir.
GRAN CANARIA PASTOREA: ganado para la prevención de incendios forestales
La rotación de los ganados entre distintas zonas de la isla favorece que se realicen labores de limpieza, al alimentarse los animales de todo esa biomasa que, en la práctica, es imposible retirar haciendo uso de medios humanos y materiales, en la isla de Gran Canaria esta labor se ejecuta bajo el proyecto ‘Gran Canaria Pastorea’ puesto en marcha por el cabildo insular. Para que te hagas una idea, en el año 2024 se sacaron a concurso público diferentes lotes para el pastoreo preventivo en un total de 2.056 hectáreas de suelo público.
Para facilitar la labor de nuestras bomberas de cuatro patas, por parte de la institución insular se facilita la realización de los trabajos selvícolas necesarios para facilitar el acceso de los rebaños, así como se disponen de los espacios necesarios para servicio de los pastores y pastoras.
PASTOREO Y TRASHUMANCIA, un atractivo turístico más
El pastoreo, así como la trashumancia también pueden ser atractivos turísticos y, de hecho, en Canarias lo son. El proyecto ‘Los senderos de Trashumancia y Caminos Rurales’, en el cual se incluyen distintos emplazamientos de Francia, Guatemala, Italia, Líbano, México, Portugal, España y Suecia, fue incluido, en el año 2023 dentro de los Itinerarios Culturales del Consejo de Europa, que recogen distintas propuestas para conocer diferentes países y culturales a través de temáticas variadas, como pueden ser sacras, funerarias, agrícolas o pictóricas.


